En estos turbulentos días en los que desde algunos programas de Telecinco animan a que cualquier ciudadano, móvil en mano, se convierta en un espía de famosos y denuncie sus actividades, inocentes o no, en los programas del corazón, recuerdo que tal y como se ha estado contando, utilizar los datos de otro, de salud, del móvil o de cualquier otro apartado personal, es un puro y duro delito desde siempre, aunque el que lo rentabilice sea un tercero.
Publicado en La Gaceta de Salamanca
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