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Patatas calientes

Publicado en La Razón

«¿De verdad no tenemos capacidad para absorber 4.000 niños en un país de más de 48 millones de habitantes?»

El mundo será solidario o no será. Por generosidad o por necesidad. Pero lo será. O nos extinguiremos. Tenemos que entender que no hay los mismos derechos ni oportunidades en todos los lugares de la tierra. Y por eso, porque no somos capaces de lograr que en todo el planeta se pueda vivir con dignidad, hay seres humanos que han de abandonar sus lugares de nacimiento y encontrar ese espacio en el que vivir mejor. A veces, solo en el que sobrevivir. Avergüenza pensar que somos tan profundamente egoístas que, mientras presumimos de apadrinar niños en África, exponemos que nuestro primer problema es repartir a los menores no acompañados que llegan a España. Es verdad, no pueden estar todos en una sola comunidad. Y algunas, como Canarias, están desbordadas; pero la manera de plantear su reparto es ignominiosa. ¿De verdad no tenemos capacidad para absorber 4.000 niños en un país de más de 48 millones de habitantes? Si la llegada de estos chicos se entendiera como una riqueza, sangre joven para nuestro Estado, que necesita rejuvenecer y cuenta con muchos trabajos por ocupar, este asunto sería diferente. Sin embargo, pese a las ganas de integrarse de estos chavales, su deseo de aprender y, en definitiva, de vivir, los políticos los tratan como si fueran patatas calientes que hay que soltar para no quemarse. Señores políticos, empezando por los socialistas, ¿ustedes saben que lo imprescindible no es repartir a los menas, sino lograr que en cada lugar al que lleguen, tengan la posibilidad de formarse, aprender, realizar actividades y ser parte de la sociedad? Si lo que ustedes pretenden es dejarlos aquí o allá, en el primer edificio que les sobre, sin recursos ni apoyo, y convertirlos en unos niños o adolescentes desocupados, en edades difíciles, sean de donde sean…, solo conseguirán las reticencias de los vecinos, los rechazos y hasta el miedo. Y con razón. No hay mejor caldo de cultivo para la delincuencia que la impotencia y el aburrimiento. Lo que están haciendo ustedes es un ejercicio de racismo y xenofobia brutal que, encima, quieren contagiar a toda la sociedad española. Si para sus representantes políticos estos menores suponen un problema y no los quieren, ¿cómo van a quererlos el resto de los españoles?

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