Publicado en Informacion.es
Las Veladas Literarias de Maestral despiden el curso con la autora que arrancó el ciclo hace ocho años
La periodista visita Alicante el viernes 5 de julio para presentar su ensayo Lo que la primavera hace con los cerezos
Desde la figura del donjuán como mito literario hasta la falsa imagen de la mujer fatal generada por la sociedad patriarcal. El amor ha sido durante toda la historia un motor de creación en todas sus expresiones artísticas. Es un sentimiento que ha motivado la pulsión creativa de los genios del arte. Desde los versos de un poema hasta el reflejo del lienzo de pintores que conseguían transmitir las inquietudes que se les resistían en su vida privada.
Y este es el punto del que parte la periodista Marta Robles (Madrid, 1963) para dar vida a Lo que la primera hace con los cerezos, un ensayo que relaciona directamente el amor y el desamor con la creación, un libro donde se sumerge en las historias pasionales de varios personajes públicos a lo largo de los tiempos para mostrar qué creaciones se desprendieron de sus historias privadas.
«Yo quería hacer este ensayo porque era una especie de asignatura pendiente conmigo misma. Desde que era muy jovencita he leído muchas biografías de artistas porque quería descubrir dónde está ese punto de milagro que transforma un buen trabajo en una obra de arte y creo que lo he descubierto», alega la autora. Según este trabajo, otorga ese punto mágico a la emoción. Entiende que los artistas aman de forma tan intensa «porque siempre están en permanente estado de zozobra y nunca saben cuándo van a hacer su siguiente obra de arte».
Bajo esta premisa asume que repasando los amores de los artistas es como realmente se puede entender de la mejor manera su obra porque «las obras de los artistas son una expresión de los distintos sentimientos que van teniendo a lo largo de su vida». Amor por su trabajo, pero también una vida amorosa vivida o anhelada que plasman en libros, cuadros o en el cine. Hay varios ejemplos en la obra de Robles, del que sobresalen algunos como el de Michelangelo Merisi da Caravaggio y su impulsividad psicopática que parece empujarlo constantemente a la violencia. Una pasión algo extraña que lo mueve en la vida y en el arte.
Artistas que utilizan su don como canal de comunicación de sus adentros, que navegaban entre la luz y la sombra, plasmando claroscuros que les elevaron al estatus de leyendas. Y aunque en los ejemplos expuestos hay toda clase de relatos, el amor siempre se mantiene como la pieza angular de todos ellos. «El ser humano, desde que nace, va buscando el amor de distintas maneras, el amor de su padre, de sus amigos, de sus compañeros, el reconocimiento de la gente… Incluso las más grandes ambiciones de poder tienen que ver con que el amor al reconocimiento», añade la autora.
Según Freud, todos tenemos fantasías sexuales que influyen en la creación. Sin embargo, Marta Robles refleja en su ensayo el pensamiento de Voltaire, para quien el amor es un sentimiento que afecta a la cabeza, al corazón y al cuerpo, de donde provienen todas las manifestaciones artísticas: «Todo emana del amor y del desamor; y para que haya un desamor enorme que provoque esa creatividad, tiene que haber existido un amor previo importante. Si un amor no ha existido, cuando se desvanece, no queda ni el recuerdo». Solo así puede generarse la emoción, parte esencial para que un trabajo pase a considerarse una obra de arte.
70 protagonistas
A lo largo de sus 510 páginas, Lo que la primavera hace con los cerezos relata la vida de más de 70 protagonistas, entre los que destacan nombres como Frida Kahlo, Sid Vicious, Lewis Carroll, Bukowski, Virginia Woolf o la historia de Robert Capa y Gerda Taro. Un gran número de personajes que han obligado a la autora a embarcarse en una extensa documentación, teniendo mucho cuidado en hacer este ensayo con el mayor rigor posible.
«He hecho la selección de los artistas que aparecen de manera aleatoria, simplemente a mi gusto. Yo tenía en mi cabeza una serie de artistas que me interesaba investigar especialmente de todas las disciplinas y quería evitar hacer una historia cronológica porque este libro tiene una intención literaria». Por eso mismo, la distribución se ha llevado a cabo por los tipos de amores: los amores de los donjuanes, de las mujeres fatales, los atormentados, los de género negro… Y escribe de todos ellos huyendo de clichés.
«Cuando hablo de los donjuanes, más allá de mencionar que el personaje de Don Juan es el más exportado de todo el arte y la literatura española, siendo vigente en el siglo XXI, le doy al lector un punto de reflexión distinto, mostrándole que cada autor construye un don Juan a su imagen y semejanza. Mientras que cuando me meto en el universo de las mujeres fatales, lo que hago es desmitificar un concepto acuñado por los hombres. Las mujeres fatales son simplemente unas señoras que se han saltado el orden social establecido por los hombres y han decidido amar a quien les ha dado la gana, cuándo, cómo y dónde les ha dado la gana. Y entonces eso les ha hecho malas a los ojos de los hombres», explica la autora.
Y dentro de esa exhaustiva búsqueda de información ha habido tiempo para que la propia autora se sorprenda. Como la relación pasional y casi pornográfica de James Joyce y Nora Barnacle, que empieza a la orilla del río con una relación sexual y acaba con el envío de cartas hasta el último día de sus vidas. «Todo eso pese a ser personas completamente diferentes desde el punto de vista intelectual». O el sufrimiento que han vivido muchos artistas a causa de su sexualidad: «Ver a Oscar Wilde cuando descubre su sexualidad y cómo la sociedad le arranca su obra y le deja convertido en nada, en la cárcel, después de haber sido el hombre más sensacional que había en el momento… O cómo Tchaikovsky acaba suicidándose por su sexualidad».
Pero también le gustan los retos. Porque en el libro hace hincapié, de forma recurrente, en la figura del chileno Pablo Neruda, uno de los grandes poetas de la historia, que acabó confesando una violación en sus memorias. Y reta al público titulando este ensayo con el final de uno de sus poemas incluido en Veinte poemas de amor y una canción desesperada. «Elegí este título porque creo que el verdadero amor, el buen amor, lo que hace es sacar del otro lo mejor, es decir, lo hace florecer, hace lo que la primavera hace con los cerezos. Para mí eso el paradigma del buen amor, del saber amar bien».
Huye de la cultura de la cancelación, asumiendo que «si a alguno de nosotros nos pusieran un foco 24 horas al día, probablemente siempre encontrarían algo en nuestra trastienda, mayor o menor, pero siempre tendríamos alguna oscuridad», pese a que añade que «más allá de todo eso, si algún artista comete un delito, hay que llevarlo a la cárcel y que lo pague, pero no hay que condenar a la humanidad a quedarse sin su obra». Lo deja claro al final de su libro: «Si mañana descubrimos que Fleming fue un asesino en serie, ¿dejaríamos de usar antibióticos?».
Veladas literarias
La periodista ha sido la seleccionada para despedir el curso de las Veladas Literarias de Maestral, que alcanzan las 72 ediciones con la autora que inició este ciclo gastronómico literario hace más de ocho años. Marta Robles estará presente el próximo viernes 5 de julio presentando Lo que la primavera hace con los cerezos, maridando el amor con la gastronomía.