Publicado en Diario Libre
La escritora española habla sobre las realidades del proceso creativo del escritor
La letra escrita, la televisión, la radio y hasta la gran pantalla, a lo largo de su prestigiosa carrera la periodista y escritora española Marta Robles ha creado contenido de alta calidad para distintos medios y ha publicado más de quince libros, incluyendo una de sus obras más recientes «Lo que la primavera hace con los cerezos». Recientemente Robles estuvo en República Dominicana para impartir la conferencia «El universo del autor: la relación entre el aprendizaje, las emociones y la creación», invitada por la marca cultural Coordenadas Literarias, además de otras disertaciones, en las que tuvo la oportunidad de charlar sobre sus experiencias y la labor creativa de un escritor.
El libro «Lo que la primavera hace con los cerezos» está compuesto por historias de amor y desamor, pero ¿cómo seleccionó los relatos que conforman esa colección?
«Lo que la primavera hace con los cerezos» no es un libro de mini biografías que yo elegí, sino un ensayo en el que trato de establecer una teoría que relaciona la creación y el amor y el desamor. Quise que figuraran todas las disciplinas, es decir, que hubiera pintura, cine, escultura, música y literatura. Dentro de todos esos apartados, hice una selección absolutamente aleatoria, que dependía de mis propios gustos, de las personalidades que me habían llamado la atención a través de la curiosidad de toda una vida.
En un mundo en el que ya tenemos aplicaciones y herramientas de inteligencia artificial, ¿cómo ha cambiado el oficio del escritor?
A mí no me afecta en absoluto. El otro día hablaba de que cuando estaba haciendo la carrera de periodismo en la Universidad Complutense en España, me regalaron la Enciclopedia Británica. Curiosamente, tú escribías a Estados Unidos y te mandaban todo lo más interesante que se había publicado en el mundo entero respecto a un tema determinado. La inteligencia artificial para una investigación puede tener mucho sentido, pero desde mi punto de vista, para la creación no. En este libro, precisamente, yo establezco la tesis de que la diferencia entre un buen trabajo y una obra de arte es la emoción. Hasta este momento, creo que la inteligencia artificial puede ofrecerte datos para un buen trabajo, pero no es capaz de provocar la emoción de una obra de arte.
¿Qué es necesario para que un escritor establezca una conexión con sus lectores y mantener su atención?
Bueno, depende un poco de todo, porque cada lector es una persona, un ser vivo, un mundo y un universo diferente. Creo que lo que tiene que hacer el escritor es no pensar en los lectores mientras escribe, sino pensar en lo que escribe, en lo que siente y en lo que va a dejar de sí mismo y de su propio sentimiento, de su propio pensamiento en aquello que está creando. El creador no puede estar pensando en la audiencia, en el público al que va su obra, sino en la obra misma. La obra tiene que formar parte de él y él parte de su obra en tanto la está concibiendo. Lo que tiene que lograr, o lo que pretende siempre el creador, es emocionar a aquellas personas a las que va a llegar su trabajo. ¿Cuál es el hilo conductor, ese vínculo invisible que puede aparecer entre el creador y la persona que va a consumir esa creación? Es la emoción, si no tiene emoción, tiene poco interés. Con lo cual, hay veces que hay escritores o pintores o cineastas que se empeñan en elegir un tema de máxima actualidad, pero no les llega a sus lectores, a su audiencia, a su público porque no tienen la emoción suficiente. Por supuesto, tiene que haber un buen trabajo con muchísimo esfuerzo, la inspiración, si existe, que me encuentre trabajando, como decía Picasso, pero tiene que haber algo que no se sabe de dónde sale, que tiene que ver con el talento y es la emoción.
En el 2021 dirigió y escribió su primer cortometraje, «La chica a la que no supiste amar», basado en su libro del mismo nombre. ¿Qué tal fue esa experiencia y desea adaptar otra de sus historias?
Yo me decidí a hacer el corto de «La chica a la que no supiste amar» porque es como todos los libros de mi saga de género negro que sigo escribiendo en este momento. Son libros en los que siempre hay una denuncia muy personal y muy comprometida por mi parte respecto a algunos temas que nos ocupan y preocupan bastante dentro de la sociedad actual. En este caso era la trata de mujeres con fines de explotación sexual, que es algo que a mí me ha preocupado desde hace mucho tiempo, que además relaciono en esta novela con algo que nadie se había ocupado de pensar en ningún momento, y es que las víctimas de trata son mujeres, como cualquiera de nosotras, y pueden sufrir como cualquiera de nosotras cualquier tipo de tragedia, entre otras un cáncer de mama, como es el caso de la protagonista de «La chica a la que no supiste amar». Esto le puede costar la vida, no por la enfermedad, sino porque la convierte en material de desecho, en material inservible para la prostitución.
Como era un mensaje que yo quería que llegara, no solamente a la población en general, sino muy en particular a los jóvenes que, curiosamente, son grandes consumidores no solo de pornografía desde muy niños, sino también de prostitución, me parecía que para hacerlo era necesario volcarse en el ámbito de lo audiovisual y por eso hice ese corto. Además, tuve la suerte de que tuviera ocho nominaciones en grandes festivales españoles y el premio a la mejor dirección en el Festival de Cortometrajes contra la Violencia de Género de Jaén. Realmente estoy muy satisfecha, fue una experiencia muy extraordinaria. Me han pedido que haga más cortos, que sea una película, como directora y como guionista, pero ya veremos, no lo sé. Tengo vendidos los derechos de «La mala suerte», que es la segunda aventura del detective Roures y el segundo título de la saga. Es posible, pero no sé. En mi cabeza lo que siempre está permanentemente es escribir.
¿Cree que su vasta experiencia como periodista fue esencial en su formación como escritora? ¿Recomendaría una ruta similar a otras personas que aspiran a ser escritores?
No, no, en absoluto. Yo siempre he pensado que el que crea que por ser periodista es escritor o el que crea que por ser escritor es periodista está equivocado. De hecho, hay muchos grandes escritores que escriben pésimos artículos, que es la parte más literaria, por así decirlo, dentro del propio periodismo, y que desde luego jamás han sabido hacer un reportaje, ni una entrevista y tendrían que tener otra persona detrás rehaciéndosela, Porque sino, por mucho que ellos lo afirmaran, no tendría el carácter periodístico que tiene que tener. Yo creo que el periodismo, que es muy importante, tiene que tener esa vocación de traducir al mundo para conseguir que sea un poquito menos injusto y dárselo a conocer a otras personas que están haciendo cosas igual de importantes que el periodismo, pero que puedan tener la opción de conocer cosas que de otro modo no conocerían.
En realidad, nunca quise ser periodista. Empecé a estudiar periodismo porque tuve un novio que me empujó y pensó que yo realmente era una persona con una gran capacidad para la comunicación, pero siempre quise ser escritora, desde que era una niña y escribí mi primera novela con 16 años. Llevo publicando libros desde 1991, o sea, mis carreras de escritora y periodista han ido muy a la par, pero la gente piensa que por ser periodista es escritor, y no, y por ser escritor se es periodista, y tampoco.
¿Cuál es la lección principal que quiere impartir a través de la conferencia «El universo del autor: la relación entre el aprendizaje, las emociones y la creación»?
La primera y fundamental es que no se puede ser escritor ni se puede crear sin leer. Esa es la primera de todas. Es decir, mi universo literario tiene que ver con mis lecturas y creo que cuando esté a punto de morirme no pensaré en cuánto me queda por escribir, sino en cuánto me queda por leer. Creo que para ser un escritor correcto, no ya un escritor genial, es imprescindible leer y leer mucho. Eso es lo primero que yo trato de inocular a la gente que va a escucharme a mis conferencias, y a partir de ahí trato de hacerles descubrir cómo en mi trayectoria literaria yo he constatado que realmente es la emoción lo que dota a una obra de sus poderes mágicos.
¿Qué tema o idea le gustaría desarrollar en un próximo libro?
Estoy con una nueva aventura del detective Roures, de la que no te puedo contar nada porque no hablo de las novelas hasta que están publicadas, y tengo otra novela que es parte de una especie de saga familiar en la que pretendo que se cuente un poco la historia de la España reciente porque creo que está un poco tergiversada y es menos conocida de lo que debería ser.
Ha publicado libros, ha dirigido un cortometraje basado en uno de esos libros y ha trabajado en distintos medios de comunicación, pero ¿siente que que le falta algo por hacer o por cumplir?
Yo he hecho todo lo que se puede hacer en periodismo y sigo vinculada al periodismo. De hecho, sigo escribiendo en prensa, sigo teniendo colaboraciones en televisión y sigo vinculada a la actualidad, incluso con conferencias y con temas didácticos, pero para mí la vida es un reto. Cualquier cosa que yo haga al día siguiente me parece nueva y distinta. Creo que lo más importante es no perder la curiosidad. Siempre led digo a mis alumnos de periodismo que tienen que pensar que no hay trabajo grande o pequeño, que hay que poner el alma entera en los trabajos de los distintos tamaños. Da igual que tú estés en un medio local, una gran cadena de televisión o en un blog. En todo tienes que dejar todo de ti y hacer las cosas tan bien como sepas y puedas hacerlas. Con lo cual mi reto cada día es vivir, buscar la excelencia y hacer posible la emoción, a ver si llego a concebir una obra de arte.