Menu
Menu

El fantasma de Madeleine

Hay fantasmas que nos persiguen y nos atormentan. Uno de ellos, colectivo, es el de aquella niña desaparecida de rostro angelical y ojos asombrados llamada Madeleine McCann.

Desde aquel lejano 2007, todos, de manera inevitable, nos hemos sentido arrastrados por el destino de esta pequeña a la que se le auguraba lo peor. La niña “abandonada” por unos padres irresponsables, en una habitación de un complejo hotelero fue secuestrada, quién sabe por quién y con qué perversas intenciones.

Desde que conocimos la tragedia, los presuntos culpables, empezando por los padres que acabaron rotos, separados y sin poder soportar la presión de una sociedad que demandaba resolución para el caso, seguimos empezaron a multiplicarse.

Las hipótesis se fueron sucediendo a lo largo de los años. Algunas estrafalarias, otras desesperadas. En la historia había de todo: una niña, un drama, relaciones confusas, un detective… Parecía obra de cualquier escritor de género negro. Solo que jamás llegaba al desenlace.

Durante años, dimos por hecho que la chiquilla habría corrido la peor de las suertes. Que algún depravado se la habría llevado -si es que no había sido ninguno de sus progenitores- y tras hacerle lo peor, había acabado con su corta vida…

Pero, pese a todo, siempre mantuvimos la esperanza. ¿Y si, tal vez, la niña estuviera viva? ¿Y si no la hubiesen matado? Ahora una joven polaca aparece de la nada y asegura ser Madeleine McCan.

Como la propia Anastasia de la familia Zarista, se presenta sin recordar, sin estar segura de su propia identidad y declarando que su familia no ha querido revelarle nada de su pasado. Sin embargo, no cesa de repetir: “iammadeleinemaccan”, mientras las autoridades ignoran su declaración.

Ella, que hace meses intentó, según cuenta obtener una copia de su certificado de nacimiento sin éxito, basa su verdad en tener unas marcas en el cuerpo similares a las de la cría desaparecida… Y pide ayuda para costearse una prueba de ADN, que demuestre quién es.

Lo de menos son las especulaciones respecto a los sospechosos, que ahora parecen recaer en el alemán Christian Brueckner; lo de más, tratar de cerrar este caso que nos tortura. Estamos en los tiempos del CSI, si se le presta atención a esta chica, en horas tendremos pruebas concluyentes. ¿A qué estamos esperando?

Back to Blog

Leave a reply

Back to Blog