Por más que algunos lo crean, la vida no empieza y acaba en las redes. Hay muchas cosas que no se pueden vivir en ellas y otras tantas que aparecen rodeadas de likes que ni siquiera son reales. Para combatir ese efecto espejismo, que a veces impide disfrutar de lo tangible y verdadero nace “El club de las once”, una iniciativa de Eugenia León y Alicia Hernández, dos mujeres profesionales, influencers y amigas que creen en el misterio y el milagro de las reuniones clandestinas de mujeres de alta valía, donde la excusa de conocer un producto les permita conocerse un poco mejor y crear vínculos sólidos , mientras disfrutan de una experiencia inigualable.
¿No es una contradicción que se empeñen en reunirse fuera de las redes, cuando ustedes tienen cuentas en Instagram con muchísimos seguidores (@bellezaenvena 33,400 seguidores y @alipromesas 260.000)?
Eugenia: No tenemos nada en contra de los influencers pero no queremos que sean el referente de las nuevas generaciones; por eso queremos reunir a mujeres que tengan ,decir, que eran números 1 en sus profesiones antes de que existieran las redes y que seguirían siéndolo cuando desaparezcan.
Alicia.- Ingenieros, arquitectos, músicos, escritores, periodistas, gente real a los que normalmente no tenemos acceso o no conocemos en profundidad.
Pero ¿qué es El club de las 11?
E. Una iniciativa que trata de reunir mujeres influyentes (que no influencers) que verdaderamente tengan algo que aportar a la sociedad, que fueran profesionales destacadas antes de que existieran las redes y que lo seguirían siendo si las redes desaparecieran. Mujeres que queremos que sean los ejemplos de las nuevas generaciones, en vez de esos influencer que a veces no tienen nada que aportar.
¿De todos los sectores de la sociedad?
A. De todos, e independientemente de los seguidores que tengan o no . Mujeres que generalmente son más desconocidas o a las que tenemos menos acceso, que pueden dirigir una empresa, escribir, tocar el piano, dedicarse al deporte o a la investigación, pero que suponen un valor en nuestra sociedad.
¿Y cómo se consigue que quieran pertenecer a ese club de las 11?
E. Pues a través de contactos, de personas que las conocen, se les ofrece una experiencia única en la que se les va a mimar de una forma en la que, paradójicamente, están más acostumbradas a ser más mimadas las influencer que ellas. Aunque en esta reunión todo será excepcional. Se las reunirá en torno a un producto en una cena. Pero llegar hasta ella será puro misterio.
¿O sea que se las convoca a una cena pero no saben ni a dónde ni a qué van?
A. Algo se les anticipa, porque, al final, se les va a presentar un producto y puede ser que algunas de ellas no quieran relacionar su nombre o su actividad con una marca o un sector…, pero poco más saben.
¿En qué consistió la primera reunión del Club de las 11?
E. La única que se ha celebrado hasta ahora –no tenemos prisa- reunió a, once mujeres seleccionadas con esmero: una actriz de la talla de Maribel Verdú, una pianista como Rosa Torres-Pardo, una súper abogada, una experta en artes marciales, olímpica, que es guardia civil y así hasta once mujeres de valía, que recibieron una misteriosa invitación entorno a la presentación de una barra de labios muy exclusiva. A cada una de ellas se la recogió con un chofer, que llevaba puesta una música determinada (la misma en todos los vehículos) y que les entregó una medalla que las convertía en miembros del club. Luego las condujo, sin que ellas supieran a dónde, hasta la joyería Bárcena
¿Allí se celebró la cena?
A. Allí, donde nunca antes se había celebrado una, y con la magia excepcional de una iluminación increíble, una mesa con todos los detalles cuidadísimos, desde la servilleta bordada hasta el menú, en torno a la cual se sentaron mujeres que no se conocían entre sí y que recibieron un regalo muy especial: no solo de esa barra, sino de toda la colección, además de un bolso exclusivo para ellas. Pero el mayor de los privilegios fue que se detuvo el tiempo y todo se centró en la conversación.
¿Y no se pusieron todas a hacer fotos como locas?
E.- Pues mira, de entre ellas algunas tenían muchos seguidores y otras no, pero nadie saco el móvil ni se puso a grabar o fotografiar: lo único importante era el encuentro, el descubrimiento de esas personas que se encontraban allí en una cena que nadie quería que acabara. A las 12.30, cuando ya no quedaba más remedio que despedirse todas salieron con sus paquetitos –como sucede en tantas otros eventos, a los que no van mujeres como estas-, y entonces todas revisaron sus móviles. Estaban hasta arriba de mensajes… Algunos pensaban que las habían secuestrado …
Pero luego ese evento se publicita, ¿no?
A.- Evidentemente sí, nosotras lo publicamos en Belleza en Vena y publicitamos ese post, que tiene repercusión en muchas publicaciones, en nuestras redes… E incluso ellas, a las que no se les pide que suban nada a las redes suben las fotos, que al final quisieron hacer en la despedida a modo de recuerdo de una noche inolvidable.
E.-¿Y por qué solo con 11 participantes?
Queríamos que fuera un número impar y dejar un hueco por si un día teníamos que invitar a un hombre que escuchara a esas 11 mujeres…Y al investigar, nos decidimos por el número once porque esta cifra simboliza el idealismo, la intuición, la energía, la inspiración, la determinación y el coraje y está asociada al liderazgo, al carisma, al encanto y a la capacidad de comunicación.. Es un número mágico.
¿Y para cuándo la próxima cena?
A.-Pues hasta eso será un misterio, cuando encontremos el lugar adecuado, las mujeres pertinente, el producto con las características indicadas… NO nos vale cualquier cosa.
E.-Queremos calidad, no cantidad.
PERSONAL E INTRANSFERIBLE
Eugenia y Alicia nacieron una en Madrid en 1966 y la otra en Murcia en 1973.Están casada y divorciada, respectivamente, y tienen dos y un hijo. Eugenia se siente orgullosa de su familia y Alicia de haberse venido a vivir a Madrid sin miedo. La primera se arrepiente de pocas cosas y la segunda de muchas. Las dos perdonan, pero Eugenia no olvida. A una isla desierta Eugenia se llevaría gente y Alicia a mi novio. A Eugenia le gusta el cocido, la fabada y la coca cola y a Alicia, los huevos fritos con patatas con una cerveza Brutus. Comparten el vicio de fumar. De mayores les gustaría ser viejas y felices y si volvieran a nacer Eugenia sería lo mismo y Alicia volvería a la Química, que fue lo que estudió.
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