Publicado en La Razón
Lo llaman el violador del estilete pero, ¿qué más da el apodo? Es un violador como cualquier otro. Diría que es un violador reincidente…, pero eso sería reiterativo porque ¿acaso alguno no lo es? Felix Anido es un ejemplo de libro. La anulación de la doctrina Parot le dejó en la cárcel tras más de 30 años entre rejas, después de ser condenado a 73 años por varios delitos de violación, media docena en grado de tentativa, y otros tantos abusos deshonestos y lesiones. Cuatro meses más tarde volvía a la cárcel por un intento de agresión que no consiguió consumar. Como “solo” fue un intento, la pena que cumplió fue de 21 meses. Y luego a la calle otra vez. No han pasado ni dos años desde que recuperase la libertad y ya ha vuelto a agredir sexualmente a otra mujer. Si alguien piensa que este individuo no merece prisión permanente revisable que lo diga…, pero que se haga responsable también de lo que suceda si tras una nueva estancia en prisión lo vuelven a soltar… Si un delincuente no puede vivir en sociedad, tiene que estar alejado de ella. El tiempo que haga falta. Toda la vida si es preciso. Por el bien de los demás e incluso, si tiene alma, por su propio bien. Si no la tiene, qué quieren que les diga, que reinstauren el infierno y que se queme en él.
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