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Ruleta Rusa

Preparados, listos, ya… A partir de ahora tienen ustedes dos minutos para jugar a la ruleta rusa. Palabra de WhatsApp. Pueden escribirle lo que quieran a quien quieran, la mayor barbaridad y borrarla de inmediato. Quitarse las ganas y no tener consecuencias. Eso sí, si ese mismo instante de escritura coincide con el de lectura del  destinatario del mensaje, despídanse del mundo. O lo que es lo mismo: él habrá visto el contenido, aunque sea fugazmente y no crean que se va a olvidar…

Si lo que sucedió es que, llevados por un ataque de ira, de impaciencia o de irreflexión cayeron en la tentación de decir lo que pensaban, o lo que no pensaban, o lo que jamás hubieran querido decir, tienen apenas dos minutos para darle al mágico delete y “extirpar” el error. Quedará la huella de “mensaje revocado” pero siempre será mejor (si es que el destinatario no llega a verlo) que reconocer, por ejemplo que ese texto adornado por toda suerte de emojis no era, en absoluto para quien lo recibió.

Dos minutos pueden ser muy poco tiempo o mucho. Todo depende que se haga con ellos. En dos minutos se puede decir “te quiero” o disparar un revolver. En dos minutos se puede besar a una persona o clavarle un puñal. En dos minutos se puede devolver la vida en un boca a boca o asfixiar con una almohada. Dos minutos pueden separar lo bello de lo feo, lo bueno de lo malo, la vida de la muerte… Y lo mismo pasa con esos dos minutos de WhatsApp, que iban a ser treinta en un principio y  que, quizás por asuntos económicos, la compañía decidió reducir a dos. ¿Preferirían ustedes treinta? Pues yo creo que son mejor dos. Las decisiones sobre lo dicho o no dicho han de ser rápidas y precisas. Y tomarlas en mayor tiempo del debido pueden volverlas inútiles. Agradezco sinceramente esos dos minutos de pseudo vida que me nos devuelve WhatsApp, porque aunque alguien vea algo horrible en su pantalla durante esos 120 segundos, nunca será lo mismo que poder mirarlo una y otra vez hasta desgastarlo o hasta convertirlo en un motivo de odio. La única duda que me asalta sobre esta nueva opción que nos ofrece la aplicación es si, en todos esos mensajes que a partir de ahora se borrarán , no quedará alguno que alguien se atrevió por fin a escribir y que, por obra y gracia de poder hacerlo desaparecer, finalmente no llegará a su destino jamás…Aunque puede que si lo hiciera, después de todo…. El secreto está guardado en esos dos minutos. La ruleta rusa se ha puesto a funcionar.

La Gaceta de Salamanca

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