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Hasta que se demuestre lo contrario

Ahora que se sabe que Rita Barberá ha muerto a consecuencia de una cirrosis hepática, todos tranquilos. No fue el corazón el que se le rompió en mil pedazos, así que poco o nada tiene que ver el asunto con el acoso y derribo de una prensa enfurecida y decidida a juzgar y condenar antes que los tribunales y los jueces y siempre con mayor dureza… Pues miren, lo cierto es que, más allá de lo que hiciera Rita Barberá –que posiblemente nunca lleguemos a saber-, los procesos de estrés y de angustia no necesariamente afectan al corazón, sino a los órganos más débiles de las personas. Hay a quienes los problemas les provocan úlceras, y a quienes la tristeza les toca los riñones. Incluso hay a quien la preocupación les deja sin voz o a quienes les produce alergia… O lo que es lo mismo: la salud mental y la física van tan unidas, que cualquier pena en “un rincón del alma”, que cantara Cortez, es capaz de trasladarse a cualquier parte del cuerpo de manera directa. Mens sana in corpore sano decían en Roma. Y aunque la frase fuera del cómico Juvenal, lo cierto es que es una máxima muy seria. Tanto, como para darse cuenta de la relación inequívoca que existe entre el cuerpo y la mente. Dicho esto, vuelvo a insistir en que hay quien piensa que los disgustos solo matan a través del corazón, y evitan aceptar que también puede hacerlo con un derrame cerebral o con un fallo del hígado, por poner un ejemplo A cada uno le duele en un sitio cada cosa. Y, por lo que se ve, a Rita, la presión le dolía en el hígado, que ya debía tener maltrecho de antes. Supongo que, como somos requetemalos, ahora saldrá alguno diciendo que eso es porque bebía demasiado y que nada tiene que ver la persecución previa a su fallecimiento; pero lo cierto es que, casi seguro, quien lo diga, no habrá compartido una mala copa de vino con la difunta alcaldesa de Valencia. O lo que es lo mismo: hablará por hablar, por boca de ganso y sin saber que la cirrosis hepática no solo tiene que ver con el alcohol, sino que también mata, de la misma manera, a muchas personas que no lo han probado jamás. Que fuera una víscera u otra la que acabará con la vida de Rita Barberá a mí, desde luego, no me aparta de la reflexión sobre esa especie de terrible , previa a los juicios, que estamos haciendo desde los medios, y que va en contra de ese principio fundamental de nuestra ley y de nuestros derechos, según la cual todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario…

La Gaceta de Salamanca

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