Acabaron los congresos políticos del fin de Semana. El de Vistalegre II y el del XVIII del PP. La coincidencia fue cosa de Pablo Iglesias, para que los españoles pudieran comparar proyectos. Prudencia frente a audacia, dicen. Ya decidiremos nosotros. Lo azul fue más como de siempre. Lo cárdeno, Guerra y Paz. Pablo Iglesias se erige en dueño y señor absoluto de las cosas moradas, mientras Errejón su otrora amigo, casi hermano, se pone a su disposición y que sea lo que Dios quiera. O mejor dicho lo que quiera el diablo o cualquier otro que nada tenga que ver con divinidades que, posiblemente, anden lejos de los criterios morados, muy distantes de cualquier otra cosa que no sea la ultraizquierda. Esa del pago del 95 por ciento de impuestos para las grandes fortunas, que ayer defendía Echenique compartiendo Chester con Risto Mejide, mientras ridiculizaban a cualquiera que tenga dinero, gracias a la figura de un supuesto rico que solo lo parecía en imbecilidad. Abajo los ricos, por sospechosos, que algo habrán hecho. En fin, digo yo que entre los que tienen más, también estarán aquellos que crean riqueza y puestos de trabajo. Y entre los más desfavorecidos, cabrá también, qué se yo, alguno que se haya ganado a pulso su situación. Pero bueno, oigan. Ese no es el debate. El debate es que, entre las filas moradas, quieren mucho Pablo y poco Errejón. Línea dura y viraje ideológico a la izquierda más izquierda de todas las izquierdas. La misma que, si consiguen un poco de paz y de calma, permitirá que el PSOE recupere su hueco de centro izquierda, de izquierda moderada, moderna y de futuro. Incluso que se expanda y hasta que vuelva a conformar ese gran partido que durante años gobernó España, con más acierto en unas legislaturas que en otras –como todos-, pero que contribuyó, desde luego, a su mejora y al desarrollo de una España más democrática y Europea. Ahora, mientras Iglesias se frota las manos y al tiempo decide dónde colocará a los errejonistas para que no molesten ni miajita e incluso para que, a través de purgas internas, acaben por ser devorados y desaparezcan, lo único que se escucha en el PSOE es que, cuidadito con Sánchez, que si ganara o ganase bye bye PSOE y vuelta a empezar o despedida y cierre. Todo tambaleándose, pues, hasta que se reconstruya entre los partidos de izquierdas, salvo la alegría de Iglesias que volvió a definir al nuevo Podemos, como a ese que “no se equivocará de bando”, un Podemos “coral, más femenino, fraterno y unitario”