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(Reportaje) Algo más que turismo espiritual

Empecé a pergeñar este reportaje sobre las apariciones marianas con un cierto escepticismo. Alguien me dijo que se había puesto de moda viajar a Bosnia para ver a la Virgen en vivo y en directo y que, en la alta sociedad madrileña, bastaba con nombrar a María Vallejo-Nájera para escuchar un montón de testimonios vividos en Medjugorje. Inmediatamente fui a la página web del “milagroso” lugar y me encontré, además de otras muchas revelaciones, la de la propia María. Traté de localizarla, pero una amiga común, igual de devota que ella, me dijo que necesitaba tranquilidad. Me sorprendió, porque había oído hablar de sus muchas conferencias por toda España, pero pensé que igual, precisamente por eso, necesitaba recogimiento, para poder volver a contar desde alguno de sus libros. Es curioso cómo las personas que tienen esa enorme fe y dicen haber sido testigos de las apariciones de la Virgen, tienen tantas ganas de contar. Lo lleva haciendo,desde hace muchos años, Pitita Ridruejo, singular personaje que desde el mismo día en el que fuera a El Escorial hace treinta años de la mano de la vidente Amparo a rezar el rosario y viera “moverse al sol”, se dedicó a trasladar a todos su experiencia a través de numerosos libros y reuniones. Alguno pensó, como no, que Pitita quería notoriedad, pero ¿de verdad una mujer que ha entrevistado a Warhol o ha conversado con Fellini, con una vida regalada y una familia perfecta tiene necesidad de enfrentarse a críticas feroces? Porque se dijo todo de ella. Desde que estaba loca, hasta que era una “señora bien”, aburrida, que necesitaba emociones. Pero eso no hizo que Pitita dejase de contar una y otra vez lo que había vivido y lo que había sentido y que empezara a “perseguir” a la Virgen: “He leído todo sobre las apariciones marianas y he visitado todos los lugares en los que se la ha visto”- contaba en La Razón, el año pasado tras el visto bueno del Cardenal Rouco a las apariciones de El Escorial. Y todo eso mientras muchas de sus amistades no paraban de decirle “Pitita, ¿cómo puedes creer esas tonterías?” Algo más ácidos han sido los comentarios respecto a la conversión de Tamara Falcó, quien se atrevió a confesar su fe, no solo en el libro de Jesús García “Estamos de vuelta”, sino en varios platós de televisión. Ver a la hija de la Preysler diciendo cosas como las que se recogen en las páginas de la obra sobre Medjugorje como: “Me he enamorado de Cristo. Cristo es mi amigo fiel.” O “Cuando Dios te toca y descubres el amor, no hay corazón que se pueda resistir”, resultaba más que sorprendente, después de tantos discursos repletos de frivolidad. Ella sabía lo que le esperaba y de hecho avanzó: “Diga lo que diga va a haber quien me sacuda, así que ya que me van a sacudir, que al menos, por una vez, sea por lo único que merece la pena”. En mi particular peregrinaje para encontrar el por qué del interés creciente entre nosotros de los lugares en los que se dan las apariciones, me cité con una amiga, devota, que había estado hacía poco en el “destino de moda” y a la que, gracias a la confianza, no me costaba preguntarle cómo era posible que hubiera tanta fe, en torno a un lugar en el que las apariciones se producían incluso con horario. María Luisa tuvo una caída que le produjo una grave lesión en la espalda, y que la dejó muchos meses en cama en varias ocasiones; es una mujer que ha encontrado muchas respuestas en la fe y quizás por eso se animó a ir a Medjugorje con un grupo de amigas: “Decían que la virgen se aparecía a seis videntes los días 2 de cada mes a las 8 y a las 10…Pero yo no vi nada, ni sentí nada. Me decían que olías a rosas, que el cielo se movía…Pues yo no noté nada. Sin embargo sí conocí a gente que me lleno de paz, como una mujer que después de convertirse, tras un aborto provocado, se fue a vivir allí y da alojamiento a los peregrinos si rezan por los niños no nacidos. Te encuentras con gente muy buena. Así que yo creo que no hace daño. Todo lo contrario” Le pregunto, sin piedad, si no es un viaje de señoras que no tienen mucho más que hacer. “Hombre, hay algo de eso, de turismo de la fe. Yo escuché a alguna de las que fueron, que ‘ya se podía haber elegido un hotel un poquito mejor, que ella había ido a Tierra Santa y que no hacía falta pasar penurias’…” De todo tiene que haber. Entre la gente buena que cree en las apariciones está Verónica. “Ella es mi respirar”, dice de la Virgen. Verónica se ha recorrido medio mundo tras la Virgen pero después de que un sacerdote la dijera en Salta (Argentina) que qué hacía una españolita como ella allá, cuando en España estaba Prado Nuevo en El Escorial y Garabandal en Santander, decidió ofrecer toda su devoción en España. “De todos los lugares de aparición, que aún no están aprobados, es el más cercano a conseguirlo. Incluso tiene una capilla que la Virgen pidió durante 31 años, donde se pudiera peregrinar y se meditara sobre la pasión de su hijo, que está muy abandonada. Finalmente se construyó la capilla, autorizada por el Cardenal y con el cuerpo presente de la vidente, que justo acababa de morir. Yo estoy muy comprometida con El Escorial, porque vivo las casas y los hogares que la Virgen pidió que se hicieran. Obras de misericordia para atender a los necesitados y a los ancianos.” Pero en El Escorial ya no se producen apariciones. Era Amparo quien veía a la Virgen. Y al morir la vidente ya no hay nadie que la vea. Otra cosa es que la fe de los peregrinos haga que la sientan. Lo más llamativo de los sitios en los que se producen las apariciones es ver a la gente rezando. Incluso esa gente que hace “turismo espiritual” reza. “Eso no es peregrinar –me dice Verónica-pero he aprendido que hay que respetar a cada persona y vivir la fe sin creerse nada.” En España, además de Prado Nuevo, en El Escorial y Garabandal en Santander hay ahora un nuevo escenario de apariciones en Boadilla del Monte. Dicen quienes lo conocen, que también es un lugar en el que hay mucha paz. Marina, otra mujer entregada a la Virgen, estuvo yendo bastante a Boadilla, pero “sentí que la Iglesia aún no estaba detrás”. Es curioso que Marina me diga esto, porque, en realidad, aunque tenga a aprobación del Cardenal, tampoco está reconocido El Escorial. Ni Medjugorge. En realidad son muy pocos los santuarios de apariciones aprobados por la Iglesia Católica a lo largo de la historia de los muchísimos. De pronto, me entra la duda ¿por qué es la Virgen quien siempre se aparece? La respuesta me la da el cineasta Juan Manuel Cotelo, periodista, actor y director de la película religiosa “La última cima”, basada en la vida del sacerdote Pablo Domínguez Prieto y también de la recién estrenada “La vida de María”, en la que precisamente recoge testimonios sobre apariciones de la Virgen y conversiones en todo el mundo. “María se aparece porque es madre. Yo soy padre, no soy madre. Y sospecho que hay una diferencia abismal entre un padre y una madre. El hecho de pensar que hay una mujer que es una madre espiritual de todos los hombres es muy fuerte. Es muy fuerte pensar que es mi madre. Pensar que realmente tengo una madre a la que tal vez no conozco, con la que tal vez no tengo trato y que está a mi servicio como una madre está al servicio de sus hijos, hace que quiera detenerme y abrir mi corazón a esa mujer a la que no veo. Y hago ese acto de fe y creo que me está mirando”. Y algunos incluso lo ven. O lo sienten, o creen ver o sentir maravillas en los sitios más insospechados . Me pregunto por qué elige la Virgen esos sitios, ¿responderá a alguna estrategia? “¿Tú crees –me responde con un pregunta Juan Manuel Cotelo- que una aldea en Bosnia como Medjugorje es un lugar estratégico? ¿Crees que Belén era un sitio estratégico para el nacimiento del hijo de Dios?” No, en absoluto. Todo lo contrario. Ni siquiera es un sitio turístico. Y hay hay quien se queja de eso. Pero incluso esas “señoras bien”, que van a encontrarse a ellas mismas, más que a la Virgen, vuelven de allí, como de cualquier otro santuario de aparición, siendo mejores. Serán los rezos. Será la fe. Será la Virgen…

Grazia

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