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“Los líquidos también pesan”

Dr. Esteban Jodar Gimeno. Jefe de Servicio y Nutrición Clínica en Hospital Universitario Quirón.

– ¿Para qué se supone que sirve la medición del IMC?
– Es una estimación de la adiposidad. Definimos la obesidad como un exceso de adiposidad y no simplemente un exceso de peso y la OMS recomienda usar este parámetro para evaluar la obesidad (IMC > 30 kg/m2) salvo en niños pequeños.

– ¿Realmente con esta medición se puede determinar de una manera concluyente si una persona es obesa o está en su peso normal?
– En general sí, siempre que se excluyan problemas como la retención de líquidos o el aumento de masa muscular, por ejemplo.

– ¿Pero supongo que no es lo mismo una persona que tiene más grasa que una que tiene más fibra?
Efectivamente, por eso muchas autoridades recomiendan definir la obesidad como un porcentaje de grasa corporal determinada por densitometría o impedanciometría por encima del 25% para varones y del 33% para mujeres. Esas técnicas permiten valorar el tanto por ciento de masa magra y grasa (la densitometría, además, el porcentaje de masa ósea) pero no son tan fáciles de obtener como el IMC (peso (kg)/talla2(m)2) en la práctica clínica diaria.

– ¿Y los líquidos pesan? Porque hay personas muy proclives a retener líquidos ¿no?
– Ese es otro de sus problemas aunque, en general, basta la inspección y la palpación para poner de manifiesto una retención de líquidos (edemas en miembros inferiores, ascitis, anasarca) que sea relevante y que dificulte la interpretación del IMC.

– Si no se puede determinar el peso real de una persona a través de IMC ¿a qué otro tipo de técnica habría que recurrir?
– Como ya he mencionado, desde el 2000, el consenso SEEDO 2000 reconoce la utilidad de la densitometría corporal total y de la impedanciometría como forma de valorar la adiposidad y por tanto, la presencia de obesidad. Algunos estudios sugieren que empleando estas técnicas, muchos sujetos clasificados actualmente como en situación de sobrepeso, tendrían en realidad criterios de obesidad.

– ¿Y cuándo se ha empezado a pensar que la medición del IMC no era una fórmula suficiente para determinar si una persona está en su peso normal o si es obesa?
– Desde hace tiempo (más de 15 o 20 años) sabemos que la información que aporta el IMC sobre el riesgo de enfermar asociado al exceso de adiposidad mejora cuando también medimos la cintura o la relación entre la cintura y la cadera por el mayor riesgo metabólico que tienen los sujetos con obesidad abdominal (barriga, ¡vamos¡). Diría que hace más de 5 años que muchos grupos -entre ellos muy activo el Dr. Javier Salvador, actual presidente de la Soc. Española de Endocrinología y Nutrición- nos vienen mostrando que deberíamos de ir pensando en reevaluar la definición de obesidad. No obstante, la menor disponibilidad de la metodología necesaria hace que sigamos usando estos criterios antropométricos basados solo en medidas corporales aunque tengan los problemas mencionados.

La Razón

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