Para los pasiegos cántabros, entre los que se cuentan tantos amigos de la infancia, asubiar es cobijarse, así que no sorprende que este Asubio, en Santander, nos ofrezca una buena sombra gastronómica que en sus poco más de dos años de vida se ha convertido en uno de los nuevos clásicos de la ciudad. Gustará tanto a aquellos que quieran picar algo en la barra de su entrada –con más de cincuenta posibilidades entre sus pinchos fríos, calientes y sus raciones– como a quienes prefieran sentarse tranquilamente en un pequeño salón que encontramos en la planta alta.
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