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Baby Beef Ruibayat

Ruibayat es un auténtico templo para los carnívoros. La primera vez que me llevó a conocerlo mi marido, disfruté de lo lindo viendo como mis hijos devoraban los suculentos cortes de una extraordinaria carne acompañados por patatas souflé, y sin resistirse a las diferentes variedades de pan, entre las que cabe el riquísimo pan de queso. Ya antes había visitado la Taberna de las Lilas, en Buenos Aires, precedente de Ruibayat y también propiedad de Belarmino Fernández Iglesias, ese gallego-brasileño que ha sabido ubicar estupendamente bien sus restaurantes. Debo reconocer que además de la suculenta carne, los panes, las ensaladas y tantos platos más hay que sumar el encanto de la caipirinha, sello brasileño del lugar que los más valientes toman durante la comida y los menos dejamos como copa para después de la cena. Lo cierto es que el restaurante, además de ofrecer una calidad extraordinaria, cuenta con muchísimo personal que atiende eficacísimamente. Y es muy agradable, porque tiene unas grandes mesas de maderas y una enorme cristalera a la calle que hace que su comedor casi parezca estar en la propia calle. Precisamente en la calle se ubica su deliciosa terraza. Utilizable incluso al mediodía pese a los calores de la capital, al tener ese sistema de humectación que la refresca. La única pega, tal vez, es que no parecía el lugar adecuado para las señoras a la hora del almuerzo, porque nosotras somos de menos comer y más en estos tiempos en los que acecha la operación bikini.

Lee el artículo completo en El Blog de la Guía del Ocio.

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