Dice el refrán que de Madrid al cielo, y en las calurosas noches de verano la mejor manera de casi acariciarlo, tanto literal como figuradamente, es subirse hasta las espectaculares terrazas que coronan algunos de los hoteles de la capital. Hoy me ocuparé de la del Ada Palace, que aunque es una de las últimas en llegar –cumple dos años en julio–, cuenta con unas vistas realmente privilegiadas; los días que la meteorología lo permite, eso sí, porque cuando grabamos allí ‘Madrid a la última’, más que tocarlo, el cielo madrileño estuvo a punto de caer sobre nuestras cabezas. Está en lo más alto del primer edificio que se construyó en la Gran Vía y sólo con su nombre, 360º, ya es fácil imaginarse que desde esta azotea puede admirarse la ciudad de Madrid prácticamente desde cualquier ángulo, aunque la gran mayoría de las miradas, sin embargo, se las lleva su vecino de enfrente: el edificio de Metropolis con su imponente cúpula.

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