En el último homenaje a las víctimas del 11M —celebrado el 12, por mucho que sea una fecha señalada aquí como en Europa, porque los sindicatos eligieron, precisamente tal día, para sus reivindicaciones contra la reforma laboral—, había dos presidentas de damnificados, dos grupos de víctimas, dos sentimientos diferentes y dos pensamientos distintos. Por un lado, Ángeles Pedraza presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo y por otro lado Pilar Manjón, presidenta de la Asociación 11M Afectados por el Terrorismo. Ambas son madres de víctimas del terrorismo, ambas comparten el dolor de perder en un sin sentido a sus hijos, ambas luchan porque se reconozcan los derechos de quienes han sufrido los ataques sangrientos de los terroristas… Pero no consiguen ponerse de acuerdo en si se debe investigar más o menos. Mientras Ángeles se alegra de la reapertura del sumario del 11 M por parte del Fiscal General del Estado, Eduardo Torres Dulce, Pilar Manjón dice que el caso está sentenciado y que hay que acatar las sentencias. Si el caso se reabre es, según parece, porque hay indicios de que algo distingo a lo que se investigó pudo haber acontecido… Pero Pilar Manjón no parece querer saberlo ¿Por qué? Alguien podría pensar que se debe a sus heridas, a su dolor, al miedo de recuperar las imágenes retiradas a algún rincón recóndito de la memoria donde hagan menos daño…

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