Menu
Menu

La declaración

Urdangarín ha declarado. Lasya era la declaración más esperada de los últimos años y, sin embargo, ha defraudado notablemente. No se qué esperábamos. Tal vez que lo confesara todo. O puede que justo lo contrario: que fuera capaz de justificar todas y cada una de las irregularidades descritas respecto a sus empresas y a su actividad. Pero al final, todo se ha quedado en un «no se» o en un «yo no me ocupaba de esos asuntos». Lo que está claro es que el duque –consorte– de Palma (y hace falta recalcar que el título pertenece a su mujer, por lo que pueda suceder en días venideros) no lo está pasando nada bien y que en los tiempos pasados, fuera con conocimiento de causa o sin ella, con responsabilidad o sin tenerla –es la Justicia quien lo tiene que determinar–, lo pasó infinitamente mejor. Entre las especulaciones sobre Iñaki Urdangarín tras su exiguo discurso en el juzgado, la de que o es demasiado listo o precisamente lo opuesto…, pero siempre la sombra de una perpetua sospecha: que no sólo se llevo –si es que lo hizo– dinero que no era suyo, sino que además pudo hacerlo, no por estar contratado gracias a sus conocimientos o capacidades sino, exclusivamente, por pertenecer a la Familia Real.

Lee el artículo completo en La Gaceta de Salamanca.

Back to Blog

Leave a reply

Back to Blog