Martes, 14 de febrero. San Valentín. Día de los enamorados. Dirán ustedes que es una frivolidad pero, en los tiempos que corren, acosados por la crisis y las cifras del paro, aterrorizados por la agresividad de una reforma laboral anticipada por sus propios artífices y abochornados de nuevo ante el mundo, por la inhabilitación pública de uno de nuestros jueces más sonados, nada me parece más serio que celebrar cualquier cosa. Lo que sea. Y ser felices al menos por un instante, aunque sea disfrutando de un espejismo.

Es cierto, sí, que lo de San Valentín no es más que otra de esas fechas de las que se aprovechan los comercios, pero tampoco ahí vamos a hacer ascos, teniendo en cuenta como está el panorama del consumo y que toda ayuda es poca para conseguir que las empresas grandes y pequeñas salgan adelante y se dejen de cerrar tiendas por toda la geografía española.
Es San Valentín. Y si se tiene la fortuna de estar tocado por Cupido y disfrutar de eso que más busca el ser humano, que es sin duda el amor.

Lee el artículo completo en La Gaceta de Salamanca.