La parte vieja de Altea es como un laberinto de escalinatas que terminan en un cielo azul mediterráneo que parece que podremos tocar. Y en uno de esos recovecos, que recuerdan a la parisina subida a Montmartre y que, como en ella, van a dar a una plaza repleta de pintores, encontramos una coqueta terraza que es sólo la antesala de un original restaurante, ‘Como en casa’.
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