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Chicas nuevas 24 horas

Mi amiga Mabel Lozano  es una mujer que lucha con tal fuerza por todo aquello en lo que cree, que todo un batallón o dos, o los que quiera que conformen un regimiento, que no lo se, ni me importa, parecen estar en el interior de su particular caballo de Troya. Con esos mimbres, esta ex modelo y actriz reciclada en directora cinematográfica después de estudiar sin descanso y formarse en mil y un lugares a destajo, lleva diez años implicada en la dura tarea de luchar contra la trata de personas. O lo que es lo mismo contra esa pavorosa esclavitud sexual a la que son condenadas millones de mujeres Sus anteriores películas y cortos han dejado boquiabierto a medio mundo y le han llevado de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo para contar las miserias de una realidad con demasiados cómplices. Entre ellos, sobre todo, esos clientes que siempre se creen inocuos y que son el veneno que alimenta ese negocio miserable. La última aventura de Mabel le ha llevado a recorrer medio mundo hispano, a perseguir la pista en Perú, Colombia, Argentina y España de ese turbio comercio, presente en todo el planeta, en el que se trafica con cuerpos humanos.  “El cuerpo de la mujer, si lo cuidas, lo puedes reutilizar muchas veces”. Es una frase de esta película titulada Chicas Nuevas 24 Horas, en la que la cineasta recoge con su cámara las terribles historias de cuatro mujeres que se prestan a contarlas mostrando la cara. Diferentes personas pertenecientes a los cuerpos de Policía, Fiscalías, aparatos judiciales en general e incluso a la política, van relatando  en este  documento excepcional la desesperanzada verdad sobre un turbio asunto que mueve  32.000 millones al año gracias a esa demanda, a esos hombres puteros que no se encuentran nada culpables y que son  quienes  incitan a que se secuestre, humille, torture, trafique y hasta se mate a millones de mujeres y niñas del mundo entero. Lo que más inquieta de la película, no es ver como Mabel Lozano ficciona y hace que se describa en una master class  lo rentable  que es ese negocio, sino quedarse con la sensación, al final, de que no hay esperanza para las chicas que, por una u otra circunstancia, se meten un día en él y acaban con sus vidas truncadas para siempre. Como las cuatro protagonistas, chicas ya no tan nuevas cuyas historias por lo que se ve, jamás tendrán un final feliz.

 

La Gaceta de Salamanca

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